Cosas que (sin dudas) estás limpiando mal

Jerónimo Moretti Jerónimo Moretti
Vivienda en Sarria con suelo de mármol, Inèdit Inèdit Phòng ăn phong cách kinh điển
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La limpieza es fundamental para tener una casa preciosa. Y todos sabemos que nos esforzamos muchísimo para que el living, la cocina, el baño, el dormitorio y todo quede espectacular. Sin embargo, aunque le pongamos empeño seguramente hay lugares que permanecen sucios, espacios que se resisten a los desinfectantes, a las cremas y los trapos. A ellos les decimos: llegó este libro de ideas para combatirlos.

Porque todos odiamos esos rincones del baño que quedan sucios por más que uno friegue y friegue. Todos odiamos ese maldito acolchado con manchas que no se detienen en su propósito: mantener sucia la casa. Y todos pero todos odiamos que vengan invitados y, a punto de comer un espagueti, descubran que el cuchillo tiene un pedazo de comida que quedó de ayer. 

Así que haya vamos: sinceremos la suciedad y a limpiar se ha dicho.

El baño

Incluso si nuestra ducha está resplandeciente y el inodoro luce como un trono de reyes, seguramente hay un área del baño que está sucia: la parte de atrás del inodoro. ¡Ah! ¡Qué sector complicado! Es difícil de ver, es cierto, pero también es cierto que es fácil de ensuciar y no está bueno que las bacterias se asienten en ese abandonado rincón del mundo. 

¿Cómo limpiarlo? Agarramos varios papeles de limpieza y los doblamos como si fuera un cigarrillo; luego mojamos una de las puntas con desinfectante y movemos para adelante y hacia atrás con paciencia pero con constancia.

Los cuchillos y tenedores

La pregunta clave es la siguiente: ¿qué tipo de personas somos?, ¿de las que usan el lavaplatos para cualquier cosa?, ¿o de las que limpian los utensillos sin mayor importancia?, ¿o de las que se toman en serio y frotan y frotan hasta que queda impecable? Es cierto que un cuchillo es fácil de limpiar y muchas veces lo descuidamos. Pero también es cierto que los cuchillos y tenedores se utilizan muchísimo, y lo que ganan en tamaño lo ganan en persistencia y mugre acumulada. 

Por eso, limpiemos sin parar los cuchillos y tenedores aunque los veamos limpios, porque siempre en algún rincón del utensillo hay una bacteria que se nos está matando de risa. 

Cubrecama

Claro, llegamos del trabajo y nos tiramos en la cama con la ropa puesta sin importarnos nada. Y el pobre cubrecamas queda sucio y nadie se cuenta porque bueno, para eso está, es como el guadapolvo en los niños, ¿no? NO. El cubrecama tiene sentimientos y no se puede hacer cualquier cosa sobre él. O sí, pero después hay que limpiarlo. 

Aunque no las veamos, las bacterias y los ácaros quedan impregnados y nos puedan dar una noche fatal. Así que a tener cuidadito y ensuciar el engañoso cubrecama lo menos posible.  

Vidrios

A veces pasa: limpiamos los vidrios con pasión pero quedan sucios. Y no hay manera, eh. Los volvemos a limpiar y quedan peor. Momento de desesperación, pánico, locura. Esto pasa porque la suciedad de los vidrios se adhiere si la mojamos y en vez de limpiar la superficie hacemos un enchastre.

Para limpiar bien pero re bien los vidrios, hay tres pasos:

1-Usar agua tibia, como si fuésemos a darnos una ducha

2-Poner vinagre al agua (un poquito)

3-Usar papel absorbente con un poco de alcohol

Con esos tres truquitos, ya tendremos vidrios como nuevos. 

Pisos de madera

Los pisos de madera son bellos, es cierto, pero también son delicados y conservarlos es todo un trabajo. Ya de por sí, la madera es difícil de limpiar porque absorbe los líquidos como un sediento en medio del desierto. Por eso, lo primero que tenemos que hacer es retirar el polvo sin uso de agua y utilizando escobas con cerdas finas. 

Recién después usamos un paño apenas humedos… ¡pero no con agua! O no sólo con agua. Exactamente: 1/2 taza de vinagre blanco y dos de agua.

Y listo. 

Lavavajillas

El vinagre también es un ingrediente clave para limpiar algo difícil: el lavavajillas. Para hacerlo, simplemente hay que verter una taza de vinagre hasta la mitad y aplicarlo en la base del aparato. Después ponemos la máxima temperatura durante un ciclo completo y ¡listo! ¡Tenemos un lavavajillas limpio y brillante!

Canillas

Parece simple, pero siempre nos olvidamos de las canillas y la verdad es que se ensucian muchísimo. Lo más simple es usar el detergente lavavajillas. Usamos un paño o una esponja de cocina y ya está. Eso sí: cuando usamos la esponja lo mejor es diluir el detergente en dos litros de agua caliente o tibia. Después lo aplicamos sobre las canillas y ya está. 

Los lugares más difíciles los limpiamos con un cepillo de diente, que nos permitirá llegar con facilidad a esos espacios pequeños. Sólo le ponemos un poco de bicarbonato de sodio, el otro elemento, además del vinagre, que es como el agua bendita de la limpieza. 

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